Cada día es más normal que una persona sufra algún tipo de alergia. Esta patología se debe a unas sustancias extrañas, o al menos así las reconoce nuestro organismo, ante las cuales éste reacciona y que llega a manifestarse con sarpullidos en la piel y erupciones o incluso provoca distintas alteraciones del sistema respiratorio que pueden llegar a poner en riesgo la vida de la persona que lo sufre.
Estas sustancias reciben el nombre de alérgenos y están a nuestro alrededor continuamente, clasificándose en distintos grupos.
Todo el mundo ha oído hablar de alguna persona que tiene alergia al polen, al polvo, al pelo de perro o de gato, etc. Este tipo de alergias están consideradas como de tipo 1 o, lo que es lo mismo, de hipersensibilidad inmediata, puesto que provocan una reacción en el mismo momento en que se entra en contacto directo con el alérgeno que consigue provocarla, irritando los ojos y afectando incluso a las vías respiratorias.
Cuando se sospecha de que se sufre cualquier tipo de alergia, es importante acudir al médico que realizará las pruebas necesarias para detrminar a qué sustancias una persona resulta más sensible. Una vez se ha diagnosticado existen varios tratamientos. El de evitación es uno de ellos, consistente en tomar medidas de higiene y dietéticas en el caso de tener intolerancia a algún alimento. Sintomáticos, es decir, el uso de fármacos y los etiológicos, o sea la vacunación con el antígeno en cuestión. Estos últimos son utilizados para curar la alergia, es decir, que desaparezcan los síntomas y de paso se conseguirá frenar nuestro sistema inmunológico para que no aumente más la alergia.
Es importante tener en cuenta que algunas alergias pueden resultar bastante peligrosas, llegando a poner la vida del paciente en peligro o, como mínimo, resultando demasiado incómodas para conseguir mantener una buena calidad de vida, por lo que lo más recomendable es acudir a un especialista que nos pueda indicar el tratamiento más adecuado al tipo de alergia que se padece y a las circunstancias de cada persona.
En cualquier caso, el uso de un purificador de aire no será desaconsejado por el doctor y, muy al contrario, puede resultar extremadamente beneficioso para las personas que sufren alergias al polen, ácaros polvo y demás bacterias y gérmenes que se encuentran en el aire, ya que con estos aparatos de tipo doméstico, se consigue un ambiente sano y respirable que contribuye a aumentar la oxigenación de nuestros pulmones y por tanto a una mejor respiración.
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